miércoles, 8 de noviembre de 2017

Mi propia experiencia con el Diseño Humano

Mi propia experiencia con el Diseño Humano


Llegué al Sistema de Diseño Humano en el 2007 y sentí que se abría frente a mí un portal. Al recibir la información que mi Carta del Rave brindaba, resonaba en mí hasta el punto de conmoverme.

Las verdades  reveladas  en este  sistema  me  parecen  realmente revolucionarias,  profundas, sorprendentes y originales.

Por mi naturaleza profundamente lógica,  no creo  nada que  no experimente y me haga un profundo  sentido  que  me  cale  hasta  las células. Así  que  me  zambullí  con  entusiasmo  a comprobar qué significaba en el día a día, desde  mi naturaleza generadora, esperar para responder a lo que la vida me traiga, a tener la claridad que mi autoridad emocional requería. Algo en mí comenzó  a descansar, a alivianarse, a aliviarse, en la confianza de esa entrega a la Vida.

Pero no solo observaba mi movimiento energético a través de la mirada del Diseño, sino que, al mirar hacia atrás, la naturaleza de mis padres  y su manera de vincularse, mi relación matrimonial, los diseños de mis hijas, todo encajaba de manera diáfana como un mecanismo de relojería.

Soy una aprendiz permanente,  de curiosidad y asombro intactos.

He transitado por diversos sistemas que me han permitido rendirme al milagro y al misterio de la vida. 

Siento que este es un momento de síntesis, de recorrer caminos internos. 

La maestría está adentro. 

La salida está adentro. 

Si hay un guía, funciona como un disparador, como alguien con las distinciones que le permiten hacer las preguntas adecuadas para intervenir amorosa y respetuosamente frente a un quiebre. 

Todo  confluye hacia un único mensaje: el amor  como  herramienta  que  nos une, sostiene, abriga, transforma y propicia la evolución de la consciencia.  

Todo lo que me permita, junto a otros, experimentar cada vez más el Amor Consciente de la Unidad, que atraviese las barreras  de la ilusión de separación,  me convoca y me inspira a compartirlo.

En ese sentido, el Diseño Humano representa para mí una bocanada de aire diáfano y puro.

En mis sesiones  de  coaching, he visto transformaciones sorprendentes  hacia una libertad radical de los condicionamientos, una mayor armonía vincular, y fundamentalmente hacia un profundo respeto y amor hacia la propia individualidad, en conciencia de que somos Uno y únicos.

Santosha significa en sánscrito Paz con Alegría. De alguna manera ese es el  estado que he logrado a partir de esta experiencia de fluir sin resistencias en la vida.

Me  anima un entusiasmo cada vez más profundo por integrar esta mirada al acompañar procesos individuales, de pareja, familiares y  grupales. El Diseño Humano es también y –especialmente– para los niños. Si los padres los Vemos –como el Te Veo de los Navis en Avatar–  podemos realizar el acompañamiento sagrado hacia su vuelo libre, con una cierta guía que respete su naturaleza esencial tan diferente y única. Siempre haremos lo mejor que podemos. El mapa no es el territorio, pero ayuda a transitar el camino.

Cuando podemos apreciar los dones que traemos, cuál es el propósito de vida,  de qué manera nos conectamos, se siente un contentamiento que hace brotar una sonrisa... porque sí. Sin causas externas. 

Bienvenid@ a ser parte de la experiencia. Gracias por permitirme acompañar un tramo de tu  camino sagrado de aprendizaje.

Alicia Herrero




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